Soy el diablo y el ángel de una ostra
El que no se entera del disparo de saliva
La espina redonda.
Ya no soy ni el bueno ni el malo de la escena
Soy el humo
La rosa perdida del Oriente
Que como paja escapa con el viento
Soy el diablo bueno
El apaleado pero diablo
Soy
Por ser poeta
El insoportable.
viernes, 12 de enero de 2007
miércoles, 10 de enero de 2007
Texto de Raúl Tápanes (Poeta de Matanzas)
Usted es un hombre feliz. Lo siento por usted señor
por ser feliz tan fácilmente. Un hombre tiene que
haber caído muy bajo para considerarse feliz.
Impotencia
Se desplomó el caballo en el asfalto. El carretón
lleno de humanos abatió sus fuerzas. En silencio, sin
un requiem al sol, se desligaron sus bríos. El cargaba
la esperanza, las promesas, los pesares y anhelos tras
sus espaldas al templo de El Rincón.
Bello, hermoso y rígido desplomó ante mi su tragedia.
Cuando es la muerte la que llega para traducir
verdades, mal anda el propósito del día que nos
inventamos. Desasociego, hambruna y hediondez asola los viejos
que ven acelerar el fin de sus dias con estrépito. El
desfalco a la vitalidad no deja al apresurado ojo
captar la anomalía del deterioro prematuro.
El viejo se ha convertido en objeto inservible, y
así, sin dientes polares para mascar pieles, a los
setenta años esperan estoicos, famélicos y confusos en
un tren estático que combustiona sus huesos.
y es que nos ha faltado darnos la paz.
El egoísmo de los intentos arroja tras de sí la
barbarie y la desolación.
Lo sabemos.
Nos ha faltado darnos la paz
nos ha faltado clemencia
nos hemos negado el amor.
Viaje a La Habana, noviembre 2006
por ser feliz tan fácilmente. Un hombre tiene que
haber caído muy bajo para considerarse feliz.
Baudelaire
Impotencia
Se desplomó el caballo en el asfalto. El carretón
lleno de humanos abatió sus fuerzas. En silencio, sin
un requiem al sol, se desligaron sus bríos. El cargaba
la esperanza, las promesas, los pesares y anhelos tras
sus espaldas al templo de El Rincón.
Bello, hermoso y rígido desplomó ante mi su tragedia.
Cuando es la muerte la que llega para traducir
verdades, mal anda el propósito del día que nos
inventamos. Desasociego, hambruna y hediondez asola los viejos
que ven acelerar el fin de sus dias con estrépito. El
desfalco a la vitalidad no deja al apresurado ojo
captar la anomalía del deterioro prematuro.
El viejo se ha convertido en objeto inservible, y
así, sin dientes polares para mascar pieles, a los
setenta años esperan estoicos, famélicos y confusos en
un tren estático que combustiona sus huesos.
y es que nos ha faltado darnos la paz.
El egoísmo de los intentos arroja tras de sí la
barbarie y la desolación.
Lo sabemos.
Nos ha faltado darnos la paz
nos ha faltado clemencia
nos hemos negado el amor.
Viaje a La Habana, noviembre 2006
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