BILBAO DE NOCHE
Guggenheim en 1ra. Línea

miércoles, 29 de noviembre de 2006

EL HOMBRE

I

El hombre,
Ese animal desnudamente vestido
que a veces pasa
y sigue su marcha lentamente
como un toro sangriento,
que siempre se pregunta cómo fue posible
sólo cuatro patas queriendo ser dos.
Mi perro
No sé cuántos vendrán
ya está vacío de pájaros el cielo
Nos dijeron
De alas pegadas al cuerpo y plumaje
Para esperar la llovizna
Para mirar el suelo buscando lo mojado.
Hay mucho Sol esta tarde
Van a oírme respirar con un ronquido
Qué buenas mesas danzaban /-
Cuán limpias y recogidas las cuevas.
He oído cantar al hombre su verdadera verdad
El hombre no se acerca
Qué rara especie esta
Que no usa su piel como escondite.
Guarida la boca llena está de animales invisibles.
Aquí nosotros sin movernos.
Hoy tiene que viajar y tragará sus animales
Le entrarán por los ojos.
Vaya noble vendimia!
Se crucifica, se raja y vestido pasa
El que se inventa un planeta en un isla
El que no existe
El hombre desnudo
El mono.

II

Yo lo he visto allí encerrado
He tocado las cuerdas que le atan las orejas
Y ladra, ladra tan alto
Este hombre que cuida mi reino
Como un planisferio de fotografías
Bien sea en París o en ciudades apagadas.
Todavía se mueve cuando pasan animales
Pero no me distingue.
Tengo que salir de casa y me golpea
A mí que lo he sentido todo
A mí que por confiado todavía le escucho
Y su ronquido no cambia.
Tendré que navegar.
Se inventará un dinosaurio para el tiempo que hay
Que estar en casa.
La guarida es pequeña,
hace tanto que no crece que olvidamos su tamaño
y el hombre se sienta,
toca con los ojos el verso
para descubrir sus huesos, sus tripas.
Aproximándose va a este animal
Que desnudamente vestido a veces pasa

Que ya no existe.

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