No obstante, en el tema de sus escritos y aclaro, solamente en el contenido y no en la forma, ya que leerla es un placer interminable, - me quedo con las ganas de buscarte, querida Odette, en tu actualidad. Tal parece que fue ayer que volaste de Cuba y que todo el tiempo que llevas en México incluso, con tu gran obra allí, hace que me pregunte, primero ¿porqué me faltan ésas vivencias de la nueva vida y segundo ¿qué pasa con nosotros los cubanos que damos el salto hacia la diáspora y luego en cierto modo, pasamos "a vivir del cuento" en el mejor sentido de la palabra, es decir, de nuestras historias pasadas allí, en la isla, sin mencionar ni valorar lo que hemos conseguido en otras tierras cuando ello supone, que haber abandonado nuestro país, precisamente fue quizás la decisión más valiente que hayamos tomado en nuestras vidas y todo, por abrirnos nuevos horizontes y convertirnos hasta donde hemos podido, en lo que somos hoy.
A mi, por ejemplo y quizás me tilden de raro, hereje, guataca y vete tú a saber de cuántas cosas más; me pasa que hablar de mi tiempo en Cuba y recordar aquellos avatares y comienzos de vida intelectualoide, compartiendo dichas y desdichas con toda una claque intelectual de primera línea, me nutrió, me ayudó a ser lo que soy hoy, me regaló tantas cosas!!!, entre ellas mis mejores amigos y mis mejores obras llenas de la frescura que hoy he perdido; pero, resulta que también me encanta hablar de la nutrición que he padecido, disfrutado y conseguido en esta España que me abrió sus brazos, cuando en mi Cuba, muchas puertas se me cerraban y me condenaban. Realmente, de Cuba, pese a tantos e infinitos momentos felices, no recuerdo la mejor parte de mi vida.
Venirme aquí para mi ha significado desgarro, emoción, sufrimiento, crecimiento, madurez; pero Ay Dios mio!!, todo eso forjó en mí unas raíces plenas de libertad y no lo digo en lo político, si no en lo personal, creó en mí un estadío de asentamiento, tranquilidad, amores también ardientes, llegada de los hijos y además, de enriquecimiento cultural, personal, histórico, económico, lingüístico, gastronómico y sobretodo, la posibilidad de estar en la ventana del mundo, al que me lanzo sin tan siquiera calibrar el alcance de mi mano y de mi mente.
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